El consumo responsable está adquiriendo un nuevo nivel y de ahí que las joyas artesanales están cada vez más en boca de todos,no solo en la sociedad que muchas veces ya reclama sostenibilidad entre los productos, si no las marcas que han recogido el hilo y buscan nuevas cotas de mejorar la producción y distribución de sus pendientes, brazaletes, diademas, colgantes...etc

Las áreas de conciencia en las que trabajan las grandes marcas son precisamente la extracción de los materiales para la fabricación y el diseño de sus joyas como su sistema de producción.

La sostenibilidad del sector de la joyería a pesar de que lleva años buscando formas e implementando poco a poco esta área, ahora parece que empieza a pisar el acelerador para lograr los objetivos sociales que tienen propuestos.

Ciertamente en el sector ya se pueden ver joyas de material reciclado o producidas a través del 3D, pero otra forma de conciencia, sobre todo para los profesionales de bisutería, joyas y complementos es la sostenibilidad de los procesos artesanos que se realizaban anteriormente.

La artesania existente en el pasado añadía valor, el producto se basaba en una serie de secuencia manual por la cual se lograba dar forma al anillo hecho a mano o al pendiente artesanal que luego se vendía por las tiendas de España, un proceso que Fili Plaza sigue realizando en su joyería en Barcelona(Provença 225, bcn).

Joyería de Autor más responsable

Los procesos manuales con una avanzada tecnología actual puede ayudar a lograr un producto responsable, empresas de joyas de Barcelona, utilizan procesos artesanales para buscar una personalidad y producto prácticamente únicos, lo que lo convierte muchas veces en joyas de KM 0.

La idea está latente en la industria joyera desde hace tiempo, que trata de recuperar el trabajo artesanal, sobre todo en grandes firmas.
Fili Plaza como joyería de autor, hace tiempo que implementamos técnicas manuales para producir nuestras piezas de anillos, pendientes, colgantes en todas nuestras colecciones.

La diferencia entre estos procesos más antiguos con lo de ahora, es el uso de la tecnología que permite lograr un trabajo artesanal pero con herramientas actuales, siguiendo así los pasos de fabricación y diseño que seguían los antiguos diseñadores de joyas.

Hoy en día, se aportan materias primas nuevas a esos procesos de fabricación, pero se sigue realizando de una manera manual y artesana, desde el tradicional proceso de fundición al repaso mediante limas y lijas hasta llegar al pulido.

Con la adaptación de nuevas tecnologías que son herramientas que logran un trabajo más fino y delicado, logrando así un resultado profesional de alta calidad.

La responsabilidad de las marcas también recae sobre el reciclaje de herramientas y materiales evitando así desechos.

Para muchas firmas, la artesanía, la joyería de autor es una opción que tiene que ver con la ética, no simplemente la estética, es otra forma de realizar consumo que al conocer el proceso más artesano y manual cambia su idea sobre el producto.

Evitando así la idea básica predominante del consumo rápido, de “usar y tirar” y para ello se quiere focalizar en dar visibilidad al proceso, para que el usuario aprecie todo el trabajo para llegar al pendiente, colgante final.

El sector de la joyería y el consumo sostenible

Las firmas de alta joyería buscan incorporar aún más el concepto de joyas atemporales, que puedan servir de “fondo de armario” y de alta calidad para poder formar parte de las colecciones de usuarios sin tener que buscar renovar los anillos y pendientes cada poco tiempo.

La joyería gira en torno a un diseño, una joya, que durará prácticamente toda la vida, por lo que es compatible con el concepto sostenible que crece entre las nuevas demanda de la sociedad a las marcas.

La industria de lujo y complementos pertenece a un mundo cuyos diseños perduren, por lo que la idea del reciclaje y joyas que no pasen de moda es adaptable.

Con la aplicación de estas ideas muchas joyerías, sobre todo las más artesanales y de autor como Fili Plaza desarrollan sus productos finales dando valor al proceso ayudando así al consumidor a un consumo más responsable.